Confucio

3 noviembre 2009

Confucio es el nombre que aparece en primer lugar en la literatura, en la filosofía y en la historia del pensamiento de la China, donde este gran pensador vivió hace 2500 años. Fue, además, el primer reformador político. Los primeros datos biográficos que se conocen de él son del siglo II a. C.

Había nacido en 55 a. C en Tsou, pequeño estado feudal de Lu, en el sudeste de la actual provincia de Shantung (en el nordeste chino). Se afirma que descendía de la familia real de Shang, que constituyó la segunda dinastía china. Su padre había sido gobernador de Tsou a la edad de setenta años y se había distinguido en empresas militares.

Los primeros misioneros jesuitas derivaron la forma latinizante Confutius y Confucius hasta llegar al “Confucio” de hoy. El nombre proviene de Kun-FuTzu o Maestro Kung.
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El sistema político de la época se basaba en el feudalismo sorprendentemente similar al de occidente medieval. Los señores feudales se negaban a obedecer al poder central que se volvió cada vez más débil. En estas circunstancias, aparece la figura de Confucio.

Desde los treinta hasta los cincuenta años, se dedicó al estudio y a la enseñanza. Filósofo político y social, sentía la necesidad de llevar a la práctica sus teorías.

A los cincuenta años fue magistrado y, luego, encargado de obras publicas. Más tarde fue designado secretario mayor de justicia y, finalmente, en el 496 a.C., primer ministro del monarca. En esa situación, demostró ser un hábil administrador y restableció algo del orden político y la igualdad social. Confucio opinaba que la armonía política debía basarse en la armonía moral. Es decir que el concepto ético estaba, para este pensador, indisolublemente unido a la práctica política.

Su pensamiento se orientó en general hacía una filosofía del orden social. Para ello se basó en un período histórico ideal, los primeros tiempos do la dinastía Chu, durante los cuales tanto el emperador como los príncipes y el pueblo profesaban un gran respeto por el orden.

Para Confucio el gobierno significaba sobre todo, “cada cosa en su justo lugar” y en particular, en el ámbito de la sociedad, por la cual se interesó más que por el individuo. Y habló muy claro con respecto a qué necesitaba la China, para superar los males sociales: “Para gobernar bien bastará que el príncipe sea príncipe; el ministro, ministro; el padre, padre, y el hijo, hijo’

Debido a su gran fama de sabio, se lo consultaba ante cualquier descubrimiento de restos arqueológicos; respondía siempre con prontitud y dominio de la materia.

Tal fue el prestigio de la sabiduría de Confucio, que se afirma que tuvo setenta y dos discípulos y tres mil seguidores, por lo cual se lo describe como un brillante maestro. Él mismo se consideraba un tzu, es decir, un maestro, no un filósofo. «No enseñaré a quien no sienta ganas de aprender —proclamaba Confucio— y no explicaré nada a quien no se esfuerce en aclarar las cosas por su cuenta. Y si explico un cuarto de la verdad, y el alumno, pensando y reflexionando él solo, no deduce los otros tres cuartos, no pienso seguir instruyéndolo.”

Luego de abandonar su tierra y el poder por catorce años, volvió a la patria. Así, a los sesenta y siete años (en el 484), comenzó su período más fecundo como compilador de textos y como filólogo. Según sus propias palabras, trataba de recorrer la tradición, más que de renovarla. Ya en su vejez, publicó antiguas canciones y dejó una compilación de documentos históricos denominada Shu Ching.

El único libro que escribió fue el Ch’un Ch’iu, en el que se ocupa, fundamentalmente, de restablecer el respeto por las jerarquías.

La obra más importante de la enseñanza confuciana no fue escrita por el propio Confucio, sino por sus discípulos y se halla reunida en Los cuatro libros clásicos o Shú. Se trata de la colección de diálogos, frases y sentencias pronunciadas a lo largo de su vida.

Según la tradición, Confucio habría agregado algunas secciones a obras, como el I Ching, el clásico Libro de las mutaciones, libro oracular y sapiencial. Probablemente fueron suyas las directivas para la elección de los textos y para su interpretación ética, si bien Confucio no vaciló en criticar los abusos de la adivinación.

Según palabras de Liv Yutang, escritor y filólogo chino contemporáneo, “Confucio fue maestro de la piedad filial y conservó intacta en su memoria una imagen idealizada del padre. Al principio, el muchacho cuidaba rebaños, pero luego iniciaría sus estudios por cuenta propia. Poseedor

de una fértil imaginación histórica y aun cuando más tarde se mostró como el mayor de los moralistas chinos, alentó siempre una gran pasión hacia la historia antigua, sobre todo, la de un milenio antes de su época y también afirma Liv Yutang: “El sabio murió a los setenta y dos años, gozando fama de gran maestro, pero desconocedor de la influencia que ejercía sobre el pueblo chino.

El propio Confucio sintetizaba su vida con estas palabras: 14 los quince años, mi espíritu se hallaba ocupado en la búsqueda de la verdad mediante el estudio; a los treinta, ya había encontrado principios sólidos e inmutables; a los cuarenta, ya había superado todas las dudas y vacilaciones; a los cincuenta años, conocía la ley que el Cielo ha impreso en todos los seres para que se dirijan a su propio fin, a los sesenta, conocí con facilidad las causas de todas las acciones; a los setenta, satisfice los deseos de mi corazón en su justa medidas.


Historia de la literatura china: Época clásica(2)

18 octubre 2009

El estilo aristocrático o cortesano alcanza su máxima expresión con los poemas conocidos por elegías de Chu, estado feudal al sur de China central, que fue la tierra de Qu Yuan, primer gran poeta chino. Noble de nacimiento, Qu Yuan escribió Lisao (Dolor de la lejanía), largo poema autobiográfico lleno de alusiones históricas, alegorías y símiles, expresadas en verso, que trata de la revelación íntima de un alma poética atormentada por su fallida búsqueda de un ideal. Otros poemas de Qu Yuan son igualmente ricos en imágenes y sentimientos y están escritos en un tono romántico, completamente diferente del de la poesía sencilla y realista del Shijing.

Durante los 400 años de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.), las tendencias realista y romántica dieron lugar a escuelas poéticas. Los versos de Chu, de formas irregulares, fueron el comienzo de un nuevo género literario, el fu, o poema en prosa. Más tarde, la poesía china se enriqueció con canciones populares recogidas por el Yüeh-fu, una institución fundada en el siglo II a.C.

Los cinco clásicos, versión moderna, escritos en tablilla de bambú

Los primeros trabajos en prosa forman, junto con el Shijing, los cinco clásicos. Son el I Ching (Anales del Chin), libro de adivinaciones; el Shujing (Libro de los documentos), un conjunto de documentos de estado antiguos; el Liji (Memoria sobre los ritos), colección de códigos gubernamentales y rituales, y el Chunqiu (Anales de la primavera), la historia del estado de Lu desde 722 hasta 481 a.C. Desde el siglo VI hasta el III a.C., se escribieron las primeras grandes obras de la filosofía china, como los Analectas de Confucio, aforismos recopilados por sus discípulos; los elocuentes debates de Mencio, discípulo de Confucio; el Doodejing (Clásico de la forma y su virtud), atribuido a Laozi, fundador del taoísmo, y los ensayos de Zhuangzi, el otro gran filósofo taoísta. También son importantes, no sólo por su prosa sino por su aportación filosófica, los ensayos de Mozi, Xunzi y Han Fei Zi. El Shiji (Memorias históricas) de Sima Qian, gran obra sobre la historia de China hasta la dinastía Han, sirvió de modelo de una larga serie de historias dinásticas durante 2.000 años. En filosofía política y moral, los confucianos sentaron las bases de la tradición literaria de la prosa china, adoptando un lenguaje literario propio, diferente del lenguaje hablado. Bajo la dinastía Han, los intelectuales y eruditos formaron parte de la burocracia estatal. Alcanzar ciertos cargos oficiales, pasó a depender de los conocimientos que se tuvieran de los clásicos confucianos. Esta práctica continuó, con algunas interrupciones, hasta el siglo XX d.C. y elevó la tradición literaria a culto


Historia de la literatura china: Época clásica(1)

18 octubre 2009
La época clásica de la literatura china se corresponde con la de la literatura griega y romana. Las etapas de formación tuvieron lugar del siglo VI al IV a.C., en los tiempos de la dinastía Chou (c. 1027-256 a.C.). De esta época son las obras de Confucio, Mencio, Laozi, Zhuangzi y otros muchos grandes filósofos chinos. Culminó con la recopilación de los llamados ‘cinco clásicos’, o clásicos confucianos, y otros tratados filosóficos.

La literatura china puede dividirse en tres grandes épocas históricas, que se corresponden, más o menos, con las de la historia de la literatura occidental: la época clásica, que abarca desde el siglo VI a.C. hasta el siglo II d.C.; la medieval, desde el siglo III hasta el final del siglo XII, y la moderna, desde el siglo XIII hasta nuestros días.

Época clásica

Los ejemplos más antiguos de escritura china son inscripciones en huesos y caparazones de tortuga, que datan probablemente del siglo XIV a.C. Representan divinizaciones dedicadas a los reyes de la dinastía Shang (c. 1766-c. 1027 a.C.), la primera dinastía conocida. Aunque no puede considerarse literatura en el sentido estricto de la palabra, estas inscripciones representan los ejemplos más antiguos de escritura china, que sirvieron de punto de partida para toda la literatura posterior.

La época clásica de la literatura china se corresponde con la de la literatura griega y romana. Las etapas de formación tuvieron lugar del siglo VI al IV a.C., en los tiempos de la dinastía Zhou (c. 1027-256 a.C.). De esta época son las obras de Confucio, Mencio, Laozi, Zhuangzi y otros muchos grandes filósofos chinos. Culminó con la recopilación de los llamados ‘cinco clásicos’, o clásicos confucianos, y otros tratados filosóficos. En los siglos siguientes a la época clásica se fijó el modelo confuciano y el confucionismo se convirtió en la enseñanza ortodoxa, que marca la tradición clásica que ha perdurado hasta nuestro siglo.

Shijing (Libro de las odas), versión del siglo XVI

La obra poética más importante del periodo clásico fue el Shijing (Libro de las odas o Clásico de la poesía), antología de poemas antiguos escritos en versos de cuatro palabras y compuestos en su mayoría entre los siglos X y VII a.C. El Shijhing se considera el tercero de los cinco clásicos; la leyenda dice que fue el mismo Confucio quien seleccionó y editó los 305 poemas que forman la obra. En lugar de glorificar a dioses y héroes, como era costumbre en otras culturas, muchos de estos poemas cantan la vida diaria de los campesinos, sus tristezas y alegrías, sus ocupaciones y fiestas. Estos poemas, que constituyen la mitad del libro, marcan el comienzo de la tradición popular de la poesía china y se caracterizan por la simplicidad de lenguaje y sentimientos. La otro mitad del Shijing contiene canciones elegíacas y poemas cortesanos. Estas canciones y poemas muestran un relato colorista de la vida y costumbres de la nobleza feudal china, de la misma manera que los poemas populares describen la vida sencilla y agradable de los campesinos. Los poemas cortesanos se cantaban y acompañaban con danzas; la poesía y la música chinas han estado unidas desde tiempos remotos.